jueves, 27 de noviembre de 2014

Lo grande de lo pequeño. Personas y personajes.



Madrid y los personajes de mi día a día. La importancia de los que creemos irrelevantes.


El Portero de nuestro piso: Juan. Hijo de portero, nieto de porteros... Le gusta fumar porros y ambientar el bloque con un penetrante olor a marihuana.  Es un buen tío, entrañable. Me gusta mi portero.

Los conductores del 147:  Se creen Niki Lauda bajando por Luchana y a veces tienen mucha "malafollá". Hay uno bajito, o eso parece porque siempre lo veo sentado, con pelo a lo  Anasagasti que siempre me espera cuando me ve en la otra acera de la calle y que me echa una sonrisilla mientras me da los buenos días. No se cómo se llama. Se lo tengo que preguntar.

El Portero de mi trabajo: Se llama Gonzalo, y desde que vi la película "Mientras duermes" que va de un portero psicópata, este hombre me da mucho miedo. Pero bueno, es extremeño y seguro que buena gente.

Mis compis de trabajo: Para las horas que echamos juntos, nos llevamos bastante bien. Nos reímos y compartimos hora de tupper y vamos juntos los jueves a echar la primitiva. Algunos de ellos son buenos amigos y los quiero y todo.

La señora de la limpieza de mi trabajo:  Mercedes se llama. Una señora guapísima. Hemos entablado una bonita amistad, ella me cuida a su manera y se preocupa por mí. La quiero mucho.

Los Funcionarios en general: Ya me conocen, y a veces reconozco, tengo un poco de enchufe y me han salvado el culete más de una vez.. Son amables, en especial los del Registro Mercantil. Frikis pero amables.

El Chino de abajo de casa simpático: Le compramos el pan, que debe ser radioactivo nuclear y seguro que brilla en la oscuridad. Nos llama amigos. Tampoco se como se llama.

El otro chino de abajo de casa, menos simpático: Le compramos hielos y los limones para los gintonics. Este sale ganando...

Los empleados del Supermercado " Rotterdam". Todos muy majos. El pescadero me pide caracoles en temporada, a mi me hace muy feliz. A veces se pelean entre ellos, a veces bromean y todos miran a las mozas erasmus que andan por la tienda... es como el mercado del barrio.

El vecino loco de los perros : Un señor muy gordo mayor que siempre va con sus perretes, y siempre refunfuña en voz alta. 

Nuestro médico de familia: Baldomero. ¡Madre mía qué tío más loco! Te da besos, te dice que te calles coño mientras te osculta. Dos minutos de consulta muy intensos. Parece un viejo rockero Malasañero  y que va a tope de Red Bull. No nos cambiamos de médico. ¡Nos mola nuestro Baldomero!

El cartero metalero:  Dice que le horroriza el uniforme naranja de Correos, no me extraña. Lleva su pelete largo y ese acento inconfundible de Vallecas. Más majete,.. siempre se despide con un : ¡Gracias, tía¡.

Los camareros del Sidi; Bar de toda la vida. Reúne al frikismo del barrio. Allí estamos en la gloria. Nos ponen tapillas y a veces, nos invitan a la penúltima...


Pues así muchos personajes más que me cruzo a diario a los que quiero agradecer su fugaz y cotidiana compañía  haciendo mi vida más fácil y familiar y que poco a poco, van convirtiendo Madrid en mi pequeño universo rural...




lunes, 3 de noviembre de 2014

A CANÇÂO MAIS TRISTE DO MUNDO

No Iba buscando nada triste, nunca lo busco, todo lo contrario. Siempre he tratado de huir de la pena, de todo lo oscuro  e intento compensarlo con la búsqueda de placer en todo lo que vivo. Pero la vida te inunda de paradojas y  siempre viajo a una misma ciudad, a la vieja Lisboa, luminosa, anárquica y decadente, quizá como mi alma a medio construir.
Lisboa, es la ciudad donde vamos los que buscamos el mar, la luz, la vuelta a lo real, los costumbristas crónicos y  universales,  los que huimos del ruido, los que hallamos hogar en sus platos con sabor a océano y los que sin saberlo, necesitamos reconciliarnos con algo, quizá con nuestra saudade, esa que pasamos la vida intentando evitar…

Así, en una de estas, llegué a una tasca de la Alfama una noche de domingo y entre ginjas y quesos, la luz se volvió tenue mientras empezaron a afinar las guitarras y los camareros se apresuraban a servir las mesas antes de que Carolina, bajo la mirada profunda de Amália Rodrígues, rompiera el silencio con su voz quebrada, tan bella y joven y con todo el peso de la nostalgia portuguesa en su mirada. En  el movimiento de sus manos dejaba escapar al mundo todo el dolor y la rabia por lo perdido en las cantinas entre los marineros y los vecinos de la  Mouraria. Con una emoción incontenida y a punto de atragantarme con un trozo de carnaza,  dejé la comida a un lado y decidí abandonarme a las copas de vino y escuchar fados hasta que nos echaran, ya de madrugada…

Del fado es misterioso todo, hasta su origen, o morisco o proveniente de las colonias brasileñas incluso persas, no está claro, pero fue en el siglo XIX cuando se instituiría en los marginales  corazones de las mujeres  y de los marineros que buscaban consuelo en los brazos ajenos y en los acordes de las guitarras portuguesas o cítaras.

El Fado, se pierde en categorías a la vez que se hace rico y universal, (Fado menor, Fado Castiço, Fado  Vadio o Vagabundo, aristócrata, corrido o pintadinho… ) Un mundo de voces, rituales, acordes y letras tan exquisitas como el legado sentimental del país luso.  Aristócratas, prostitutas, marineros, comerciantes….deciden sucumbir al devenir, al Fatum (destino) como el que sucumbe a una muerte dulce de vino de Oporto y se adentra lentamente en el mar.





O Fado nasceu um dia,
quando o vento mal bulia
e o céu o mar prolongava,
na amurada dum veleiro,
no peito dum marinheiro
que, estando triste, cantava,
que, estando triste, cantava.







Yo, que siempre busco lo luminoso, lo alegre de la vida, llegué por casualidad a esta cantina de la Alfama, un domingo de otoño y allí me atrapó el fado y ha abierto una ventana emocional sin retorno. 
Iba buscando la luz de Lisboa, las postales desde sus miradores de azules losetas  y al encontrar la canción más triste del mundo, sin yo buscarla, sino todo lo contrario,  no pude sentir más alegría.


martes, 9 de septiembre de 2014

La Divina Belleza



Ya que una se va en pleno agosto a unas de las ciudades más turísticas de mundo, Florencia, Pisa y Siena... aquí van unos consejillos que pueden ser de utilidad. Una rápida guía alternativa para escapar un poco de las rutas convencionales y para treintañeros a la deriva sin coche ni carné...

1) Perderle el miedo al calor y a la multitud: Hace unos 4 años, estuvimos en Roma la misma semana de agosto y puedo decir que fue un poco infernal, en cuanto al calor y a la muchachada que había allí. Creo, que eso puede quitarle casi todo el encanto a una de las ciudades más fascinantes y bellas del mundo...y digo casi todo, porque decidimos verla de noche y dormir un poco más de día...bueno que me lío... El caso, es que la Toscana, al estar situada al noroeste de Italia, tiene un clima mucho más suave y agradable para ser visitada a finales de Agosto. 

En cuanto a la multitud, pues no era para tanto....llegaban en autobuses grupos que se concentraba en las plazas y puntos principales de las ciudades, pero al salir un poco de esos lugares de obligada visita, encontrábamos con facilidad rinconcillos de paz y con un encanto inmenso….

2) Hoja de Ruta: Gracias a “Racaner” (que ahora están mucho más majetes y flexibles) pudimos hacer una escapada en agosto a un precio más que razonable. La ruta era esta y la manera de movernos, para un par de indocumentados.

Madrid- Pisa (Avión- Ryanair)
Pisa-Florencia(AutobusesTerravisión)  http://www.terravision.eu/spagnolo/florence_pisa.html
Florencia- Siena (Autobús de línea regular)
Siena- Pisa Aeropuerto ( Blablacar Italia con salida en  Palacio Salimbeni y llegada al Aeropuerto)


3) PISA, la gran sorpresa:  Le dedicamos una mañana y nos sorprendió muchísimo la ciudad en sí, ya que nos habían comentado que no merecía mucho la pena, excepto la archiconocida Piazza del Miracolli….Pues desde mi humilde opinión creo que es una ciudad preciosa para pasear, quizá porque no esperas nada de ella y también porque fue la primera que visitamos con la capacidad intacta de sorpresa y las energías a tope aún ...A la ribera del Río Arno y a orillas del mar Tirreno, emerge Pisa con aire etrusco, decadente y con cierta nostalgia de pasados mejores... Por sus calles, lugareños en el mercado, bicis, gritos desde una ventana agrietada , universidad esperando el otoño y a los estudiantes que llenen las trattorias y sus cafés... 


Piazza Miracolli
Plaza de la Universidad


2) FLORENCIA- La Divina Belleza. No quiero ponerme muy cursi, pero Florencia, dentro de lo poco del mundo que conozco,  se ha convertido en mi segunda ciudad favorita después de Lisboa. Tenía ciertos prejuicios en cuanto a que era demasiado turística y, como he comentado antes, lo es, pero se concentran en los mismos sitios por lo que si lo que te gusta es perderte por sus calles sin saber muy bien a dónde ir y dejarte sorprender por plazas, rinconcillos llenos de plantas, por palacios renacentistas, y por arte que nace como plantas en un jardín salvaje, esta ciudad te enamorará…Dos días enteros en la dinastía Médici...
Al llegar a la Piazza de la Signoría, me dio un “toletole”(como decían los chanantes)…me dio tal impresión que me quedé en medio de la multitud sin reaccionar un rato… en fin que es una maravilla, un museo al aire libre, tan espontáneo y natural que te sacude el corazoncillo..






Me quedo con el ambiente de la Piazza Santo Spirito, sitio ideal para comer o tomar unas cervecillas en la escalinata de la iglesia que corona la plaza…por supuesto con Santa María del Fiori pero desde las callejuelas estrechas que convergen en  Il Duomo, ver la cúpula majestuosa sobre los tejados de los palacios ennegrecidos por la historia, era una visión mágica y casi irreal. Y con el anochecer en la Piazza del Santo Croce, donde siempre hay músicos que acompañan a los que cenan a la luz de las velas en cualquiera de las trattorias que salpican la plaza...de ahí puedes caminar por la calle Verdi que renace al caer la noche a la vez que se encienden las luces de sus teatros...


Me quedo, también,  con los carteles nostálgicos de Martini al lado de las cúpulas barrocas, con el paso caótico de sus bicicletas atravesando los puentes, con sus barrios desconocidos donde convergen los abuelos y los artistas en torno a un mercadillo de recuerdos viejos y mapas descoloridos, y con la panorámica al amanecer de Florencia con sus colinas desde la Piazza Miguel Angelo.

Volvería sin dudar  a comer a  Casa Peppo con su cocina casera de la mamma al lado del bullicioso Mercado Central, volvería a  nuestro hotelillo, al otro lado del río, con su jardín toscano y su encantador dueño Fabio...( Casa Di Anuusca)

Y sobretodo, me quedo con las ganas de volver a Florencia....




1.     SIENA- La ciudad de las tres colinas. La última parada fue la pasmosa ciudad de Siena, pequeña, armónica, honesta con el que viene y con el que es de allí, repleta de  vespas que ruedan sin parar por sus calles medievales que son las que nos recuerdan el arquetipo maravilloso que tenemos de Italia,  con sus mujeres con mandil barriendo la puerta de casas que adornadas con  flores, son protagonistas de los encuadres de los viajeros creando en la memoria postales que difícilmente podremos olvidar.


Volvería a comer en Malborghetto , una trattoria con aspecto de merendero, con sus manteles de cuadros y vistas a la torre de la Plaza del Campo y a tomar café en el bar de los jubilados.  Me pasaría todas las noches de verano sentada en la Plaza viendo a los niños corretear mientras tomamos un helado…
Es encantadora y romántica en cada parte, y emana tradición y costumbrismo...
Siena es para asomarte y ver el atardecer toscano cada día del año, tiene una luz mágica y todos sus rincones huelen a ropa limpia y a tomates fritos…






lunes, 30 de junio de 2014

Viajar

Esto es ,en 90 segundos, lo que es viajar para mí....

















miércoles, 28 de mayo de 2014

Aquí y en otro lugar

Hace unos años vi “La Genou de Claire” de 1970 y recuerdo salir fascinada del mítico cineclub de la Universidad de Granada, por la estética y por el lago donde se había rodado. Se me había olvidado esa  película casi por completo hasta que ahora, 10 años después, decidimos ver qué se cocía por  el trozo de mundo fracosuizo. Nunca imaginé que por casualidad, recordaría en un inolvidable  paseo en barco por el Lago Annecy, esos paisajes que casi había olvidado y donde Eric Rohmer decidió homenajear a Gaugin y su mundo de luz y color.
Instalaríamos nuestro campamento base al otro lado de la frontera, en Francia, un precioso apartamento que sería testigo de nuestra derrota, en calidad de turistas, cada día al atardecer y ¡hasta de nuestra proclamación como campeones de liga!
Empezamos en Ginebra. De Ginebra me quedo con su cementerio y su Parc des Bastions, un romántico parque tan especial como los habitantes que llevan descansando allí desde hace siglos. También con su casco viejo, impregnado por la Reforma,  lleno de fuentes floreadas y su tranquilidad de pueblo.

Annecy
Annecy


Al día siguiente, cogimos un tren a Annecy ( FR) un pueblo de La Alta Saboya que soñaba con conocer desde que lo vi en una vieja guía de viajes. Annecy es medieval, coronado por palacios y su castillo y que se nutre de numerosos canales adornados por flores y edificios tintados de colores fuertes. Annecy se abre al Lago que lleva su nombre, el mismo donde rodó el director francés y que quisimos conocer a través de un crucerillo en barco (siempre hay que hacer alguna turistada). El viaje en barco por el lago fue muy especial, ahí es donde me acordé de esa película! Acompañados por un grupo de teenagers desbocados, conseguimos entender tanta belleza junta, la de un lago con agua azul cielo en contraste con el verde de las montañas y humanizado levemente con Castillos en isletas y edificios de la Belle Epoque donde el corazón utópico de la pobre Clara buscaba consuelo en las tardes de verano…


Lago Annecy

Tras reponer fuerzas con dos crepes de chocolate, nos disponíamos a coger el tren de vuelta, ahí en ese viaje de regreso, es cuando decidí que me encantaría ser una vaca y con ese pensamiento bucólico me fui rendida a la cama…
Amanece de nuevo, y ¡hoy vamos a conocer un poco más Suiza! Algunos de los pueblos que bordean en Lago Léman, concretamente.. Sacamos un billete de tren que unía dos puntos del cantón de Vaud. De Ginebra a Montreux y durante ese trayecto fuimos bajando en los pueblos que nos iba apeteciendo., así un poco a la aventurilla.

Lago Léman ( Montreaux) 

A través del ventanal del tren, íbamos viendo como las montañas se acercaban majestuosas y nosotros cada vez más cerca del lago  íbamos quedándonos sin palabras, nunca habíamos visto nada tan bonito…
Fuimos hasta Montreux, conocida por su festival de Jazz por sus hoteles de finales del siglo XIX, y entre otras muchas cosas, por la privilegiada vista de los Alpes y el Lago. Como siempre digo, una es muy flipá, pero allí frente al lago, sentí mucha emoción imaginándome tiempos impregnados de optimismo,de búsqueda de la belleza , placer y la elegancia de una burguesía que se empeñaba en brillar más que la nieve de las cumbres alpinas.

Vivey


Vivey

Decidimos seguir bordeando el lago hasta llegar a Vivey. El pueblo donde Chaplin decidió esperara pasar a mejor vida , no me extraña, yo de allí al cielo también! Nada más llegar había un mercadillo de comidas, olía a quesos y vino así que decidimos comernos nuestras viandas en algún punto del lago. Nuestra ensaladica de arroz y bocadillete de salchichón, mirando esa parte del lago podríamos habernos quedado media vida, pero el tiempo pasaba y las ganas de seguir descubriendo iban en aumento. Recorrimos su casco viejo y sin palabras nos quedamos recorriendo sus calles llenas de flores, pinturas, cafés y tiendas de decoración de los años cincuenta….

¡¡Vamos al pueblecillo de los viñedos! Dijimos cogiendo la mochila y la cámara de fotos y bajarnos en Sanit Shaphorin, pueblecito de ensueño, la joya de Lavaux y patrimonio de la humanidad. Sus calles estrechas no pueden evitarer la luz cegadora de los alpes. Allí nos tomamos un café entre viñedos y como no, de cara al lago.
Ya han pasado bastantes días y sigo amaneciendo pensando en Saint Shaphorin, dudo que haya un pueblo más bonico en este mundo!



Saint.-Saphorin

Saint Saphorin



Con el alma llena de belleza hicimos la última visita del día y quisimos ver Laussane, una de las ciudades más grandes e importantes de Suiza. Nos gustó mucho su ambiente, la plaza central llena de cafés y comercios. Y por supuesto, su catedral. Una joya del siglo XIII que mira con eterna juventud al lago Léman. pero la fortaleza del turista tiene un límite y mi tobillo se puso como una bota de vino, por lo que decidimos volver a nuestro apartamentillo francés…

Y amanecimos, era nuestro último día y decidimos que sería un día tranquilo, así que nos fuimos a la estación de tren y sobre la marcha decidimos conocer un pueblecito francés que había nacido a las faldas de las montañas. La Roche Sur Foron en la región Ródano- Alpes. Preciosa aldea, con encanto, con lugareños amables tomando vino al sol,paseamos, subimos al castillo y seguimos embelesados mirando las  montañas.









 Este ha sido nuestro viaje. Nos quedamos con el encanto natural de Suiza, con su luz, una luz intensa y blanca, con la alegría de sus casas, las flores, los lagos, las vacas que pastan felices, los canales de Annecy, la historia y el vino de Saint Saphorin, el Lago Leman .
, el Lago de Annecy, la Nouvelle Vague,
  la Belle Epoque, sus palacios y castillos, y con Clara y sus amores de verano......


miércoles, 19 de marzo de 2014

Mi Padre

Mi padre tiene 72 años, se llama Paco y es la persona más libre que conozco. Si digo que lo quiero sería injusto porque todavía no he encontrado una palabra que pueda definir lo que siento por él.

Mi padre tiene mucha personalidad , es a veces salvaje y muy natural  y suele hacer lo que le da la gana, pero no conozco a nadie tan honesto en este mundo. Siempre está ahí, escondido, discreto, pendiente de todo y de todos. Es un niño eterno, se sube a los pinos para coger piñas y así poder encender la lumbre donde tanto nos gusta calentarnos a todos en casa y comernos los choricillos a la brasa. Nunca pone pegas para nada, siempre a mi lado , desde que tengo uso de razón mi padre está , haciendo gazpacho, pelando granadas o almendras, haciendo zumos de naranja y las ensaladas más ricas del mundo.

Disfruta de la vida, ha sido feliz siendo telefonista, subiéndose a escaleras  para empalmar cables y así unir voces y a las  familias. Es feliz con sus olivos, en su pueblo serrano, con las cosas simples de la tierra. Le encanta Madrid porque hizo aquí la mili, siempre estoy deseando que vengan a estar aquí con nosotros  patearnos las calles y tomarnos un bocata de calamares con un cervezón.

Mi padre es muy divertido, tiene un humor único, le gusta hacer pacharán y mistela,  beber vino y comer bien.  Está enamorado de mi madre y se ríe muchísimo con ella, a veces la mira y le dice : “ Mira que eres guapa Mariquilla” y después siempre termina emocionándose. Le encanta bailar en la verbena pasodobles con ella, son dos bailarines excelentes y su copla favorita es María la Portuguesa de Carlos Cano.  Se emociona siempre, es sensible, y cuando estamos todos juntos él es muy feliz, aunque no lo diga…

Cuando pasamos todos unos días en casa, el día que nos vamos, madruga y prepara cuatro “tesorillos”  para las cuatro hermanas. Yo el mío no lo abro hasta que llego a Madrid, y el tesorillo consiste en las viandas que él sabe tanto nos gustan ( un quesillo, chorizos, aceitunas, aceite, salchichones, una botella de pacharán, tomates…) a mi padre le cuesta dar besos pero mete todo su cariño en el tesorillo…

Él es honesto, real, auténtico, un hombre muy querido. Me ha enseñado  el amor por el campo, por el pueblo, el respeto a los mayores, las raíces, la familia, lo importante que es estar en paz con uno mismo y con lo que te rodea. Tiene sentido de la justicia, no quiere conflictos, es humilde y junto a mi madre unos luchadores que han sacado a un familión adelante con esfuerzo y han hecho que seamos una familia unida.  

 Podría hablar toda una vida de él, de sus cosas, de que le encanta llegar el  primero en las rutas de las vías verdes porque se siente y es un chaval, de que su fruta favorita es el melón y que le encanta echar todas las tardes su partidilla de dominó con sus colegas...  Podría hablar del  Camino de Santiago que hicimos hace unos años juntos con mi hermana Pili, con sus 68 años se hizo querer por todos, por su espíritu, durmiendo en los albergues y alternando con guiris a base de trueque entre vino y aceite…no necesitaba más, qué experiencia tan preciosa fue la del camino…

Mi padre, Paco, de Génave, telefonista, olivarero, padrazo, abuelo enorme, generoso… Yo cuando bajo del tren y me espera voy corriendo y me lo  como a besos, a él le da vergüenza…cuando de regreso me vuelvo en tren y me despide en el andén, siento una pena inmensa . No se mueve hasta que ve desaparecer el tren, igual que hacía su padre, mi abuelo Isidoro.





Mi padre y sus ojillos achinados llenos de luz,  una de las personas que más quiero y admiro en el mundo, mi guía, mi ejemplo a seguir en la vida, fiel, auténtico y bueno, el que nos ha permitido ser libres y  el que siempre está y estará  ahí hecho un eterno chaval más allá del paso del tiempo...



Gracias Papá.



martes, 21 de enero de 2014

Equivocarse y rectificar y mientras volver a soñar...


Todos  tenemos derecho a equivocarnos. Así empiezo esta chichada que seguro no interesa a nadie pero para mí equivale casi como a una tarifa plana en un gabinete psicológico…

En fin, hace un par de meses me surgió la posibilidad de cambiar de trabajo. Mismo ámbito (derecho) misma zona, mismo autobús número 147, horario algo peor y condiciones algo mejor (tampoco pa morirse). El caso, es que lo que me  motivó fue la posibilidad de hacer y aprender cosas nuevas. Quien bien me conoce sabe que la ambición no es una de mis características ni prioridades en esta vida, más bien todo lo contrario,   pero  también sabe que soy culillo de mal asiento. Y siempre estoy inventando y un poco soñando… Así, que dejándome llevar por las circunstancias, decidí lanzarme y dejar atrás in trabajo que se había  convertido en una especie de segundo hogar con una especie de segunda familia (pero de eso me daría cuenta un poco más tarde…)

El caso es que llevo hoy justo dos semanas y hoy puedo decir, con cierto alivio de peregrino que llega a  Santiago y mira atrás y no se cree los kilómetros que ha hecho con sus piececillos, que ya ha pasado lo peor…vamos que lo he pasado mal, que he llorado mucho y que me he arrepentido, que no me gusta lo que hago, que anula mi persona y que yo concibo el trabajo como un sitio donde uno puede ser feliz, y por ahora no veo cabida a mis planes…

No voy a quejarme, entre otras cosas porque hoy día tener un trabajo es tener un tesoro. Pero ahí van mis reflexiones:

1)      El trabajo como medio obligado para  poder comer, es decir, trabajar en lo que sea por subsistir, es una mierdón como una catedral de grande.

2)      Tirarte 12 horas fuera de tu casa desde que te levantas hasta que llegas hecha una piltrafa y en los meses de invierno no ves el sol, no mola.

3)      Trabajar en un sitio donde no puedes ser tú mismo, expresarte y dar lo mejor de ti, no es un sitio donde vaya a aguantar más de 4 meses.

4)      Traerte los tupper  de arroz del día anterior más duro que una piedra, no es bueno para la salud mental de  ningún individuo…

 Así podría estar un buen rato, pero aquí vienen mis conclusiones.

Estoy harta de mensajes derrotistas tipo es que está la cosa fatal, es que no hay nada, hay que tragar, hay que aguantar…por supuesto, soy realista, tengo que aguantar pero sin parar de soñar, de tener grabado que uno pasa por este mundo una vez nada más (al menos en forma de persona humana) y que hay que intentarlo, luchar y ser feliz. Que no quiero mirar atrás y ver que estuve años montando demandas y cobrando mandamientos de pago y que no hice cosas que me hacían feliz.

Me conformo con poco, me conformo con hacer algo humano, productivo, me conformo con dejar huellecillas, aunque sean muy pequeñas y se borren fácilmente, me conformo con un poco de alegría cada mañana, con formar parte de un trabajo donde haya un mínimo de entusiasmo  y de fe en los que se hace.
Así que sigo en mi continua lucha por hacer de mi mundo un sitio habitable, con mis aficiones, mis sueñecillos…
Pues eso, que hay que equivocarse para saber lo que uno quiere y sobre todo lo que no quiere. Y que no hay que conformarse ni tener miedo. Que hay que confiar en este mundo, aunque a veces cueste mucho. Que todos tenemos mucho que aportar y para eso tenemos que encontrar un sitio adecuado.

 
Que todo pasa por algo y que todo tiene su parte positiva y sobre todo que lo mejor aún está por llegar, eso siempre tiene que ser así….